lunes, 21 de febrero de 2011

Mateo 3,1-12 (03/12/10)

En Adviento a mis queridos hermanos y amigos: OTRO MUNDO ES POSIBLE
Manolo
 
Convertíos, porque está acerca el reino de los cielos
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: "¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga."

Reflexión pastoral
Decíamos el domingo pasado que el Adviento de Otro mundo posible es una tarea insoslayable de la Iglesia y el texto del Evangelio que acabamos de leer va a confirmar aquello, porque no hay mejor figura para tipo de la Iglesia que la de Juan el Bautista.
La primera cosa que el adventista Juan nos marca es, su lejanía del poder y los símbolos de este (vestidura y  comida), y a pesar de ello su influencia extraordinaria en el pueblo común.
Parece que nadie puede hablar de Otro mundo posible si no muestra a este en su propia persona. De la misma manera la comunidad de Jesús no puede entusiasmar a otros con el Reino de Dios y su justicia al no vivir en su seno los fundamentos de este.
Me detengo por un momento a analizar este punto, de las dos característi-cas señaladas en el Evangelio y adjudicadas al escenio Juan: ropa y comida frugal. El tiempo mesiánico que anuncia Juan se caracteriza justamente por ese principio: la frugalidad. Un vistazo a la vida de Jesús-el Mesías- en los evangelios, nos ilustran acabadamente cuantas veces con su manera de ser el Nazareno marca como imprescindible la frugalidad. Uno de estos pasajes preferidos por quién les habla, es el final de la alimentación de los cinco mil
cuando el Maestro ordena con mucho celo después de la comida “ guardar lo que sobró”, ¿para que guardar lo viejo si el milagrero puede multiplicar todo hasta el infinito si ningún límite?, es la pregunta que hace la Teología de la prosperidad desde los púlpitos eclesiales.  No hay Otro mundo posible sino se desactiva el hiperconsumo del capitalismo salvaje y depredador. La comunidad que hace Adviento, que es creíble por su frugalidad y sencillez más que por otra cosa, debe ser abanderada de la lucha contra la locura del libre mercado.
La otra cosa que vislumbra Juan como tipo de la Iglesia adventista de Otro mundo posible es su lejanía del poder y su cercanía con el pueblo.
La condena del Bautista al poder tal como este se manifestaba en su tiempo, es lapidaria y absolutamente certera: “¡generación de víboras!”, cada uno explicará el porqué de esta metáfora.
No caben dudas que las víboras (pobres bichos) son la representación del mal, ya lo era en el Génesis, así que por lo menos lo que Juan le dice a ese poder está fuertemente ligado a lo maligno. ¿Es el poder malo en sí mismo y contaminante de quién lo ejerce? , esta pregunta es esencial para la prác- tica política de la que algunos se escandalizan precisamente por la lógica que la domina. Lo que creo debemos saber es que, el poder y la política son herramientas imprescindibles para una vida en justicia y paz  entre los seres humanos, por lo tanto usarlas es necesario e impostergable pero en condicio
nes distintas para que sean bendición y no maldición. Esta es la razón por la que Juan les dice a quienes detentan el poder ¡conviértanse! y no que dejen de usarlo.
Me parece esclarecedor para nuestro tiempo que ejercer poder y hacer polí-tica con el modelo de servicio de Jesús “el cual siendo Dios no estimó serlo sino que se anonadó tomando forma de siervo”, es una práctica anhelada por los de “abajo” que siguen esperando a alguien que, desnudo de ambicio- nes como Juan, les provea de la esperanza que otro poder, y otra política, y otra religión son posibles.
 

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