lunes, 26 de septiembre de 2011

Mateo 21, 28-32 (25/09/11)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al prime-ro y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy,Señor." Pero no fue. -¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?-
Contestaron: «El primero. » Jesús les dijo: -«Les aseguro que los publicanos y las prostitutas les llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoles el camino de la justicia, y no le creyeron; en cambio, los publicanos y prosti-tutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, ustedes no recapacita-ron ni le creyeron.»

Reflexión pastoral
Es evidente en este texto la acción profética de Jesús frente al sistema
corrupto (En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo)y dominante de su tiempo. Hemos dicho en otras oportunidades que en el Antigüo Testamento toda acción profética estaba destinada a combatir la corrupción en la que caen los sistemas cuando no responden a una visión restaurativa de la justicia, y ver a Jesús en este rol nos está señalando por un lado que estas polémicas con los tres estamentos más significativos de Israel (los puros, los sagrados, los sabios), marcan la ruptura final, insistiendo en la absoluta superioridad de Jesús. (En este mismo contexto se enmarcaría el episodio de la mujer adúltera de Juan 8). Esta ruptura culmina en la asombrosa invectiva de Jesús, (Mt. 23) la condena más dura y "despiadada", tanto que nos cuesta imaginarla en labios de Jesús.
Por otro lado dota una perspectiva para la Iglesia en el mundo que es necesario cumplir hoy, con convicción de que es, aún a riesgo de ser considerados subversivos, voluntad divina la confrontación con los poderes corrompidos.
La mención que Jesús hace de Juan el bautista como ejemplo de profetismo también aporta un sentido a la Iglesia al decir que para cumplir esta misión con autoridad es necesaria una conducta previa que garantice la autenticidad de la acción, tal como ocurrió con Juan el bautista (Porque vino Juan a vosotros enseñándoles el camino de la justicia, y no le creyeron), y es en esto que quiero reflexionar, acerca de la necesidad que tiene la religión de constituirse en referente de justicia restaurativa no por su discurso sino por sus prácticas.
Visto así, la religión institucionalizada llamada a proclamar que la paz es  alcanzable en el mundo sólo con la práctica de una verdadera fraternidad universal, debe vivir al interior de sí misma el profetismo que erradica toda hipocresía y corrupción. Para esto contamos con todos aquellos profetas ancestrales que los libros sagrados actualizan hoy, que bueno sería su re-lectura dentro de la instituciones religiosas con ánimo de servir a Dios.
En el caso de los cristianos tenemos en Jesús el paradigma para reformular la Iglesia como autoridad profética para el ahora del mundo tan necesitado de una voz creíble, ¡escuchémoslo!, ¡imitémoslo!. En este sentido debemos abrir nuestras cabezas, como Nicodemo, para poder escuchar la contracultura del Reino y animarnos a vivir en ella como signo profético al mundo que “Otro tal es posible”.
El diálogo ecuménico e interreligioso transformador y productivo, en materia de justicia, según el Cielo, es un desafío insoslayable que debemos afrontar de manera urgente, si es que la religión quiere pararse en nombre de Dios y marcar conciencia mundial de pecado y conversión como pasos a la verdadera paz.
Este es en definitiva el propósito del profetismo para “adentro” y “afuera”, que todos los poderes (políticos, económicos, religiosos, culturales) entiendan que una sociedad de clases y con ello la valoración distintivas de personas, por cualquier razón, es esencialmente corrupta del plan creacional al hacer que unas personas “valgan” más que otras.
En definitiva  como dice el Evangelio, Dios interviene en la historia para restaurar lo que se ha corrompido y traerlo de nuevo para sí purificado, abramos el corazón y democraticemos la religión, la política, la cultura y la
economía. Esto es hacer la voluntad del Padre. 

3-Oración ecuménica.
- Por la Iglesia, para que sea maestra de actitudes abiertas y comprensivas y se comprometa seriamente por hacer un mundo mejor. Oremos.
- Por todos los gobernantes, para que busquen decidida y solidariamente el respeto de los derechos humanos y favorezcan la solidaridad entre los pueblos. Oremos.
- Por todos los pueblos del mundo, para que encuentren el camino del entendimiento desde la justicia social y la solidaridad fraterna. Oremos.
- Por los pobres, los oprimidos y los marginados, para que nuestra solidaridad con sus problemas les haga recuperar la esperanza. Oremos.
- Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por las personas a las que queremos y las que nos quieren, por cuantos se han encomendado a nuestras oraciones. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que sea consecuente con el “sí” que hemos dado a Jesús y su Evangelio, y no se quede sólo en buenas palabras. Oremos.
Oh Dios que en todas las grandes religiones nos muestras la necesidad de coherencia entre la palabra y la acción; danos el coraje necesario para que purifiquemos nuestro corazón y fortalezcamos nuestra voluntad, de manera que entre uno y otra haya en nuestras vidas una total afinidad, tal como nosotros lo experimentamos en Jesús, nuestro hermano mayor, que vive y ama contigo por los siglos. Amén.

Mateo 20, 1-16 (17/09/11)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido."
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
"¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Vayan también vosotros a mi viña."
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
"Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros."
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
"Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno."
Él replicó a uno de ellos:
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Reflexión pastoral
La justicia restaurativa del Reino de los cielos es otra vez tema de Mateo en este texto, y por lo tanto nuestra tarea reflexiva le da a este asunto la pre-eminencia que sugiere el evangelista.
Como el domingo pasado con el “perdonar 70 veces 7”, hoy el Evangelio propone una contracultura muy difícil de digerir y practicar en un medio donde la generosidad, gratuidad e igualdad son anti-valores del sistema de libre mercado que nos domina.
Por esto para quienes creemos en el Evangelio como desafío de prácticas para realizar otro mundo posible, encontrarnos en un medio tan difícil es un bajón, porque nos parece inalcanzable la verdadera paz que tan ansiosamen-te deseamos todos aquellos que seguimos a Jesús histórico.
Aún así, me parece que el tiempo de profunda crisis que vive el omnipotente sistema capitalista con sus valores incuestionables, de exigir competir descarnadamente por un plato de comida, un puesto de trabajo, por la salud o por cualquier necesidad básica a satisfacer, como si esto fuese completamente natural, amerita no perder la esperanza, porque aunque sea por descarte, un nuevo tiempo con otro sistema más humano se está haciendo, cada vez más, la imperiosa alternativa de sostenibilidad del planeta, y por supuesto de los humanos en él. Es así entonces que lejos de bajonearnos, nos alegramos por poder compartir este Evangelio con quienes buscamos salida (no escape), o bien una nueva cultura para este mundo verdaderamente “en llamas” (en esto coincido con Leonardo Boff), que sí o sí debe decidirse por honrar la vida y los DDHH, dejando atrás toda legalidad injusta basada en el afán de lucro, y generadora de extrema violencia.
Pensar otro mundo desde el Evangelio parece a muchos creyentes una excentricidad, porque han sido concientizados en que la iglesia está para otras cosas, y con esto también tenemos que luchar, en el caso del cristianis-mo, aquellas comunidades que pensamos que la misión de la iglesia es inte-gral en tanto que anunciar el Reino de Dios y su justicia aquí y ahora, es aportar la mirada socio-política de un modelo en el que la justicia es una herramienta de restauración de un clima social ameno, solidario, igualitario y familiar, donde es absolutamente natural que los que hoy son marginados y condenados a la miseria más cruel, dejan de serlo no por imperio de la ley, sino por una sociedad compasiva que sorprende por su generosa gratuidad cuando así se hace necesario para contribuir a la paz.
Desde este lugar interpretamos en nuestra comunidad el evangelio de hoy, al que proponemos como abierta crítica a todo sistema que concibe a la “ley de la selva” como normal, y el “2+2=4” como inapelable y aplicable sin culpas a las relaciones humanas; pero que también es propositivo al animar la utopía de aquello que los pueblos originarios llamaban y llaman Sumak Kausay (Bien Vivir), o el pueblo hebreo Tierra prometida, o Jesús Reinado de Dios, que son conceptos que sintetizan la espiritualidad humana conciente y trascendente, para hacer de la vida en común una experiencia propia de criaturas co-creadoras con el sello y la imagen de Dios.
Sí, animar la utopía de “Otro mundo posible” fue, es y será la gran pasión de Jesús de Nazareth de la que sus seguidores nos debiéramos hacer cargo, como la iglesia primitiva ayer, hoy, confiando plenamente en su presencia mística acompañando cada uno de nuestros actos que afirmen y anuncien la proximidad del tiempo nuevo que significará la conversión humana, que desde una justicia punitiva descarnada, ahora va hacia la justicia restaurativa que rescata como valor sagrado la igualdad en la diversidad entre los seres humanos, que nunca más para poder comer, tener trabajo, acceder a la salud o satisfacer cualquier necesidad real, tengamos que esgrimir algún título que nos otorgue dignidad, como si ser humanos no fuese suficiente para ello.
Ojalá que al terminar de leer el Evangelio de hoy y al decir del mismo “es Palabra de Dios” nos estremezcamos como nunca antes al pensar en  tantos y tantas que siguen esperando  otra justicia. Que como Iglesia de Jesús en el mundo, definitivamente hagamos la opción contracultural imprescindible, primer paso en la realización del Reino entre nosotros.     

3-Oración ecuménica.
-  Por la Iglesia, para que trabaje siempre con toda su ilusión, con alegría y con todas sus fuerzas en la viña del Señor. Roguemos al Señor.
- Por los que nos proclamamos cristianos, para que tengamos presente que lo que nos debe caracterizar es el llegar a superar incluso la justicia, con el amor. Roguemos...
- Por todas las personas, para que el amor abra los corazones de los que viven ciegos por el egoísmo. Roguemos…
- Por los que sufren a causa de la constante violación de los derechos humanos, para que sean respetados, recuperen su dignidad y sus vidas se vean llenas de justicia y de amor. Roguemos…
- Por todos nosotros, para que manifestemos el misterio del amor de Dios en nuestro amor al prójimo. Roguemos...
Dios, Padre nuestro, Madre nuestra, que has puesto la plenitud de la Ley en el Amor a Ti y al prójimo; concédenos conocer, amar y cumplir tu voluntad para que tu Reino esté cada día más presente y palpable en medio de nuestro mundo. Por Jesucristo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Mateo 18,21-35 (11/09/11)

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Reflexión pastoral
Cada vez que Mateo inserta a Pedro en el diálogo con Jesús es poner en diálogo al Maestro con la iglesia (Pedro es figura de ella) en formación y a la que quiere explicarle de donde vienen las características que  la constituyen en avanzada del Reino de Dios, y también del sistema de justicia propio de este. Este texto se suma a los de anteriores domingos, todos los cuales, a partir del diálogo Jesús-Pedro, van dando los fundamentos jesuánicos para las reglas a implementar que  lleven a la Iglesia ser una comunidad alternativa a lo conocido, y que despierte la conciencia que Otro mundo es posible.
Una comunidad como la eclesial, basada en los dichos de Jesús según Mateo en este texto y los paralelos sinópticos, es una cultura que no agenda la penitencia como método justicia, sino que busca incesantemente (“setenta veces siete”) la restauración de la armonía con la lógica divina, presentada en este texto en forma de parábola en la que un súbdito (sociedad) es perdonado por el rey (Dios) sin pagar la deuda(“un siervo del Rey que debía…”). Hasta aquí la parábola hace un planteo exagerado para mostrar a un Dios que da infinitas oportunidades a sus criaturas y que espera de ellas un comportamiento similar pero no estas criaturas organizadas en sociedad casi perversamente, se constituye ahora en una persona jurídica “legalmente” punitiva (“agarrándolo lo estrangulaba”) de alguien de su
propia condición.
Este texto, afín con el de Juan en el relato en que Jesús salva a la mujer adúltera del apedreamiento, es tan gráfico en su radicalidad perdonadora, que difícilmente pueda ser comprendido por una sociedad que naturaliza las penas contra los delincuentes sin tener en cuenta otra lógica.
Aún diciéndonos hoy cristianos nos cuesta horrores pensar una sociedad  sin
cárceles y miles de métodos de castigo, ya que entendemos estos andamia-jes como naturales, correctivos y más, como autorizados por Dios.
La verdad es que para aceptar la racionalidad del Reino de Dios se necesita de una fe que  pueda “decir al monte: ¡échate al mar!” con la convicción propia de aquél que lo propuso, Jesús de Nazareth, esto es ser cristiano.
Jesús espera de su comunidad, al servicio del Otro mundo posible, que por lo menos ponga en discusión la legalidad actual, confrontándola con la propuesta del Reino de Dios y su justicia y que se haga con convicción, pero no, ya que hoy en el mundo millones de personas son condenadas a la muerte por una sociedad tan perversa como el súbdito de la historia mateana, sin que se nos “mueva un pelo”, institucionalmente hablando, por preguntarnos si la cosa debe ser así.
La cultura occidental globalizada que construye más cárceles que viviendas debe saber que su perversidad es el más férreo obstáculo a la ansiada paz y que sin conversión la utopía de un mundo distinto es una quimera.
Ojalá surja de entre nosotros una comunidad de fe que como Jesús, sea ca-paz de replantearse el Evangelio como práctica de convivencia ecuménica  ayudando en el diseño de la humanidad como familia mundial, basada en la conciencia de que Dios nos ha perdonado para que también entre nosotros nos perdonemos para la paz.
  
3-Oración ecuménica.
-  Por la Iglesia, para que sea signo permanente de reconciliación en el mundo y lo haga evidente empezando por ella misma. Oremos.
- Por los gobiernos de los pueblos, para que promuevan un orden social justo y respeten el derecho a la vida y a la libertad de todos los ciudadanos. Oremos.
- Por las diferentes legislaciones del mundo, para que en todas ellas se elimine la pena de muerte, se aplique una justicia igual para todos y se favorezca el perdón y la reinserción social. Oremos.
- Por todas las personas, para que colaboremos en crear un mundo mejor en el que seamos capaces de entendernos desde la igualdad y la justicia. Oremos.
- Por todos los que han sido ofendidos de cualquier manera, para que sepan perdonar y olvidar, y así fomentar un mundo en concordia, paz y justicia. Oremos.
- Por todos nosotros, para que vivamos en actitud permanente de perdón y la ejerzamos con generosidad. Oremos…
Dios, Padre nuestro, Madre nuestra: haz que descubramos la importancia que tiene para nuestras vidas el sabernos y sentirnos perdonados y perdonadas por Ti, de manera que también perdonemos de corazón a quienes que nos han ofendido. Por Jesucristo.
Oh Dios, creador del ser humano, fundamento de la Existencia, del Amor y de la Gracia; acrecienta en nosotros y nosotras la conciencia de tener nuestros fundamentos en tu Amor, para que habiendo optado radicalmente por el Bien y por el Amor, vivamos libres de toda culpabilidad malsana. Por Ti, que eres el Amor, la Reconciliación y la Gracia.

Mateo 18, 15-20 (04/09/11)

Junto con esta reflexión tambien envío invitación a la JORNADA INTERRELIGIOSA DE ORACIÓN POR LA PAZ a llevarse a cabo el 7 del corriente a las 20:30 en la sinagoga de la calle España y E. Blanco.
Manolo

Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has, salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. »

Reflexión pastoral
Que la comunidad de Mateo está sentando las bases para una convivencia sana, como signo de la presencia mística del Resucitado en las relaciones interpersonales de los bautizados, lo confirma este pasaje leído hoy.
Como todas las cosas que trata el evangelio mateano, las relaciones interpersonales en la nueva comunidad de fe, es anclada en los dichos de Jesús, y que a partir de su resurrección son considerados Palabra de Dios y por lo tanto punto final para una práctica del Reino.
Queda claro en este texto la gran importancia que tiene mantener el testimonio de ser una comunidad de iguales, que se precia  como alternativa válida de hombres y mujeres en busca de sentido más allá de si mismos, formando parte saludable de un todo saludable. En esta dirección se dan una serie de normas para la preservación de la salud comunitaria que las podemos distinguir como: 1-Búsqueda sin cansancio del ideal comunitario acatando lo acordado democráticamente. La frase “hacelo  vos y si no podés, háganlo algunos y si estos tampoco lo logran, háganlo todos, pero háganlo” tiene la fuerza de manifestar que no se debe permitir el avance de una situación de impunidad por el peligro que encierra para la subsistencia misma de la comunidad. Veamos como practicó la comunidad primitiva jerosolimitana esta instrucción jesuánica, según el libro de los Hechos de los apóstoles: “Otro hombre llamado Ananías, de acuerdo con su esposa Safira, vendió también una propiedad, Referencias versículo 22 pero se guardó una parte del dinero, siempre de acuerdo con su esposa; la otra parte la llevó y la entregó a los apóstoles.
Referencias versículo 33 Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una parte del dinero; ¿por qué intentas engañar al Espíritu Santo? 4 Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios.»
5 Al oír Ananías estas palabras, se desplomó y murió. Un gran temor se apoderó de cuantos lo oyeron. 6 Se levantaron los jóvenes, envolvieron su cuerpo y lo llevaron a enterrar.
7 Unas tres horas más tarde llegó la esposa de Ananías, que no sabía nada de lo ocurrido. 8 Pedro le preguntó: «¿Es cierto que vendieron el campo en tal precio?» Ella respondió: «Sí, ése fue el precio.» 9 Y Pedro le replicó: «¿Se pusieron, entonces, de acuerdo para desafiar al Espíritu del Señor? Ya están a la puerta los que acaban de enterrar a tu marido y te van a llevar también a ti.»
10 Y al instante Safira se desplomó a sus pies y murió. Cuando entraron los jóvenes la hallaron muerta y la llevaron a enterrar junto a su marido. Referencias versículo 1111 A consecuencia de esto un gran temor se apoderó de toda la Iglesia y de todos cuantos oyeron hablar del hecho.”
Si bien la Iglesia no es el Reino de Dios, sí lo tiene que anunciar, y este anuncio es respetado y querido por quienes buscan alternativas, sólo cuando se práctican al interior de la comunidad los valores que se atestigüan válidos para una convivencia global igualitaria, democrática, y en paz, en definitiva saludable. Lamentablemente como iglesia-avanzada del Reino y sociedad mundial estamos lejos de este ideal, con sus secuelas de guerras interminables que debería hacernos pensar en  caminar otro camino. El texto que estamos considerando nos propone la “justicia restaurativa de la democracia” como resolución para los conflictos comunitarios, veamos otra práctica eclesial primitiva en esta dirección: “Por aquellos días, como el número de los discípulos iba en aumento, hubo quejas de los llamados helenistas contra los llamados hebreos, porque según ellos sus viudas eran tratadas con negligencia en el servicio diario. 

2 Los Doce reunieron la asamblea de los discípulos y les dijeron: «No es correcto que nosotros descuidemos la Palabra de Dios por hacernos cargo de este servicio.
Referencias versículo 33 Por lo tanto, hermanos, elijan entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu y de sabiduría; les confiaremos esta tarea
Referencias versículo 44 mientras que nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la Palabra.»
5 Toda la asamblea estuvo de acuerdo y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, que era un prosélito de Antioquía.
Referencias versículo 66 Los presentaron a los apóstoles, quienes se pusieron en oración y les impusieron las manos.
Referencias versículo 77 La Palabra de Dios se difundía; el número de los discípulos en Jerusalén aumentaba considerablemente, e incluso un buen grupo de sacerdotes había aceptado la fe”.
La frase “lo que aten o desaten en la tierra, será atado o desatado en el cielo” metáfora semejante a “vox populi, vox dei”, que aparece por segunda vez en Mateo, viene a poner a la “justicia restaurativa de la democracia” como práctica fundamental de todo colectivo humano que espere vivir la paz aquí y ahora. No me van a decir que el Evangelio de hoy no es pertinente como un fenomenal aporte a la demanda de millones en el mundo que reclaman “Democracia real, ¡Ya!”.

3-Oración ecuménica.
-  Por la Iglesia, para que sea una comunidad que trabaja esforzadamente por la reconciliación entre personas y sociedades, desde la justicia, la igualdad y la fraternidad. Roguemos al Señor.
- Por la comunidad mundial de naciones, para que favorezca la concordia entre los pueblos. Roguemos…
- Por la familia humana, para que encuentre el camino de la paz, sin militarismos, terrorismos, fundamentalismos ni violencias de ningún tipo. Roguemos…
- Por las familias, para que faciliten el entendimiento entre padres e hijos y favorezcan la armonía entre sus miembros. Roguemos.
- Por todas las personas, para que no veamos el perdonar y ser perdonados como signo de debilidad sino como forma de crecer en unas relaciones más humanas y profundas. Roguemos.
- Por todos nosotros, para que no seamos remisos a la hora de practicar la acogida y el perdón unos con otros. Roguemos…
- Para que perdonemos y sepamos aprovechar todas las mediaciones por las que Dios nos da su perdón. Roguemos…
Oh Dios que por Jesús nos has dicho: “todo lo que aten en la tierra, el Cielo lo tendrá por atado”; haz que tu Iglesia sienta sobre sí la responsabilidad de ser generosa como Tú, y de no imponer a tus hijos, nuestros hermanos y hermanas, “más cargas que las necesarias”, haciéndoles experimentar que “donde está tu Espíritu está la libertad”. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oh Dios, insondable Misterio último, a quien osamos imaginar como Padre y Madre de todo lo existente, como Fuerza suprema de la Vida, que suscita el caos y promueve la convergencia de todo hacia nuevas formas de Ser y de Vida. Danos imitar tu magnanimidad y tu tolerancia, que todo lo hace concurrir finalmente al Bien. Danos espíritu de comprensión y libertad, para que sepamos siempre perdonar y rescatar para el bien a todos nuestros hermanos. Nosotros te lo pedimos por Jesús, tu hijo, nuestro hermano.