domingo, 31 de julio de 2011

Mateo 14,13-21 (29/07/11)

La compasión es el camino para que OTROMUNDOSEAPOSIBLE.
Manolo

Mateo 14,13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, tuvo compasión y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Reflexión pastoral


La construcción del Reinado de Dios y su justicia requiere actitudes y prácticas contraculturales manifiestas que sostengan el carácter revolucionario del mismo.

En primer lugar el texto de hoy precisamente hace notar lo contracultural de un Jesús que supera el sentimiento de venganza por el cruel, aunque “legal” (los reyes dictaban sentencias de acuerdo a su parecer y no basados en códigos) homicidio de su primo Juan el bautista a manos del rey Herodes, de una manera extraordinaria como era proponerse cambiar su sentimiento de amargura por otro que lo condujese en dirección más positiva, así es que fue a un lugar “apartado” donde escuchar otra voz, y que el relato dice que no fue otra que la de los excluídos necesitados de compasión de Dios. En el texto se destaca este nuevo sentimiento (compasión, en vez de venganza) en Jesús como disparador de acciones creativas y liberadoras, y también se ve la manera en que el nazareno busca llamar la atención de sus discípulos a una nueva realidad.

Es decir que la atrocidad de Herodes sin ningún sentimiento al decapitar a Juan, es contrastada con la del profeta que deja de lado sus propias pasiones para despertar nuevas que lo revelen verdaderamente Hijo del Hombre (humanidad acabada). Esto es lo revolucionario y propio de la criatura a “imago Dei”, es decir con el modo de ser del Padre celestial.

En segundo lugar el texto dice que es contracultural y por tanto signo del Reinado de Dios y su justicia, una comunidad capaz de satisfacer el hambre (en todo sentido) de todos y todas, de manera igualitaria. Para esto es necesario saber, como Jesús, que es posible la satisfacción de las reales necesidades de todos y todas simplemente implementado la compasión en vez de la competitividad como mística de convivencia y creadora de una legalidad verdaderamente justa.

Los neo-herodes carentes de otro sentimiento que el de segar la vida de quienes representan un obstáculo a sus ambiciones de poder total o concentración ilimitada de riquezas están a la orden del día, y parece lo más normal en el mundo de hoy, tal el caso noruego del xenófobo exterminador de los chicos del campamento laborista que seguramente se alimentaban para un mundo respetuoso de la diversidad, lo cual le significaba al asesino algo totalmente intolerable, con lo que había que terminar. También lo visto últimamente en Jujuy con la represión a los “sin viviendas” por parte de las fuerzas policiales que a las órdenes de una legalidad injusta (los Blaquier dueños de 40.000 hectáreas escandalizados por la “usurpa-ción” de 15 de ellas) dispararon sin piedad sobre los pobres matando a tres de ellos.

Hacen falta comunidades fundadas en la compasión, que es la contracultura del individualismo egoísta, que sirvan a la realidad de Otro mundo posible en el que sea tan natural la vida digna para todos y todas, como experiencia constatable y tan abundante como lo sucedido con los “cinco mil, sin contar mujeres y niños”, según el Evangelio.

Como siempre estas reflexiones procuran animar a los oyentes y lectores a la creatividad liberadora para ensayar prácticas radicalmente opuestas al sistema de muerte que nos domina.

En este sentido y para establecer la mística de la compasión en vez del indi-vidualismo egoísta, hay que hacer como Jesús: “retirarse a un lugar apartado”(metáfora de la persona que no está dispuesta que sus sentimientos negativos echen raíces) para respirar una nueva atmósfera, la de la vida simple compartida sin dominadores ni dominados.

Cada vez que hacemos koinonía (comunión) en organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro estamos dando un paso contra la corriente, y acercándonos al Reino de Dios que con su poder multiplicador de solidaridad y compasión hará que "todos quedemos satisfechos", por eso la Iglesia primitiva practicó esta contracultura como signo del Resucitado en medio de ellos y generó respeto y adhesión al modelo de comunidad igualitaria, constituida en lugar donde “ninguno decía ser suyo lo que poseía”, y también donde se “repartía según la necesidad de cada uno”.

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