lunes, 8 de agosto de 2011

Mateo 14, 22 - 33 (07/08/11)

Sin fe no solo "es imposible agradar a Dios" (carta a los Hebreos"), sino construir OTROMUNDOPOSIBLE
Manolo


Mateo 14, 22 - 33
En seguida obligó a los discípulos a que se embarcaran y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes. Después de despedirlas subió al monte para orar a solas. Caída la tarde, seguía allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario.
De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar se asustaron diciendo que era un fantasma, y daban gritos de miedo.
Jesús les habló enseguida: - ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!
 Pedro le contestó: - Señor, si eres tú, mándame llegar hasta ti andando sobre el agua.
Él le dijo: - Ven-. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua para llegar hasta Jesús; pero al sentir la fuerza del viento le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: - ¡Sálvame, Señor!
 Jesús extendió en seguida la mano, lo agarró y le dijo:
- ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?-
En cuanto subieron a la barca cesó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: - Realmente eres Hijo de Dios.

Reflexión pastoral
Después de habernos presentado a Jesús encarnando la compasión divina por la humanidad que deambula en busca de sentido, Mateo ahora nos lo describe como Señor de la historia y ejemplo del ejercicio de la fe, como mística realizadora del Otro Mundo posible en tiempos tormentosos de persecución, cárcel y muerte.
La comunicación de este mensaje mateano mediante el absurdo (Jesús caminando sobre el agua), no es más que un método para expresar el poder de la fe como fuego capaz de resistir y vencer las más penosas circunstancias que se presentan en la lucha por el Reino de Dios y su justicia.
El gran mensaje que encerraba en aquel tiempo este absurdo es que los discípulos-militantes del proyecto de Jesús supiesen que la única posibilidad de no ser doblegados por la persecución, que se levanta por anunciar el juicio divino contra la aristocracia judía xenófoba y el imperio opresor, propósito al que fueron mandados (“En seguida obligó a los discípulos a que se embarcaran”), es una fe como la de Jesús (“- ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?).

Es impresionante ver a la primitiva comunidad de seguidores jerosolimitanos retener este principio, marcado por el relato de Mateo, y como cada militante asumía la causa de Jesús con la fe del Cristo para anunciar al empobrecido su liberación, su derecho y su dignidad para entrar al templo “sin permiso”, subvirtiendo así el orden establecido por las jerarquías dominantes, tal como lo relata el libro de los Hechos de los Apóstoles: Un día Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde. Acababan de dejar allí a un tullido de nacimiento. Todos los días lo colocaban junto a la Puerta Hermosa, que es una de las puertas del Templo, para que pidiera limosna a los que entraban en el recinto.
Cuando Pedro y Juan estaban para entrar en el Templo, el hombre les pidió una limosna. Pedro, con Juan a su lado, fijó en él su mirada, y le dijo: «Míranos.» El hombre los miró, esperando recibir algo. Pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: En nombre del Mesías Jesús, el Nazareno, camina.» Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó.
Inmediatamente tomaron fuerza sus tobillos y sus pies, y de un salto se puso en pie y empezó a caminar. Luego entró caminando con ellos en el recinto del Templo, sal-tando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y lo reconocieron: «¡Es el tullido que pedía limosna junto a la Puerta Hermosa!» Y quedaron sin palabras, asombra- dos por lo que había sucedido.
El hombre sanado no se separaba de Pedro y Juan, por lo que toda la gente, fuera de sí, acudió y se reunió alrededor de ellos en el pórtico llamado de Salomón. Al ver esto, Pedro se dirigió al pueblo y les dijo: 

Referencias versículo 12«Israelitas, ¿por qué se quedan tan maravillados? Ustedes nos miran como si hubiéramos hecho caminar a este hombre por nuestro propio poder o santidad. Pero no; es el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, el que acaba de glorificar a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y, cuando Pilato decidió dejarlo en libertad, renegaron de él. Ustedes pidieron la libertad de un asesino y rechazaron al Santo y al Justo. Mataron al Señor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Miren lo que puede la fe en su Nombre, pues en su Nombre acaba de ser restablecido este hermano al que ustedes ven y conocen. La fe que él nos inspira  es la que lo ha sanado total-mente en presencia de todos ustedes.
Hoy el texto es pertinente para la Iglesia sin la mística  de la fe, que a dado por cierto el “fin de la historia”, y que entonces al profetismo que enjuicia al sistema como afrenta del Reino de Dios y su Justicia, lo ha cambiado por “enseñar a flotar” a los condenados, mientras llega Jesús “caminando en el agua” para salvarnos. Que la palabra interpelante del Evangelio nos lleve a la convicción de una fe transformadora de la realidad, aquí y ahora.  

3-Oración ecuménica.
- Por la Iglesia, para que busque siempre en el Señor la fuerza necesaria para llevar a cabo su misión en el mundo. Oremos.
- Por todos los cristianos, para que nos esforcemos en conocer cada día más y mejor la voluntad de Dios y así vivamos con más coherencia nuestra fe. Oremos.
- Por todos los que trabajan por lograr un mundo más humano y más fraterno, para que nunca se desanimen ante las dificul-tades y vean recompensados sus esfuerzos con el triunfo. Ore…
- Por todos los pueblos y personas, para que disfruten de paz y libertad verdaderas y plenas. Oremos.
- Por todos los que dudan y vacilan en su fe, para que encuen-tren la fortaleza que da el confiar plenamente en Dios. Oremos
- Por todos nosotros, para que encontremos en la Cena conme- morativa y en la Comunidad la fuerza y el ánimo necesarios para no perder nunca la esperanza. Oremos
¡Oh!, Dios, Fuerza Viva, Creadora, Energizante, Elevante, que nos atraes sin manifestarte, y nos seduces sin entregarte, sin atravesar ni romper nunca el leve y opaco velo que nos separa y nos comunica... Haznos sentir tu presencia en la profundidad de todo lo que existe, en la naturaleza pero también en la historia, en la tierra como en el cielo, en el pasado como en el futuro, en nuestra religión como en las de todos los pueblos. Nosotros te hemos sentido especialmente cerca en Jesús de Nazaret, y en el mismo Espíritu que él ha manifestado, Te sen-timos presente, a Ti y a Todo lo que existe.
Dios, Padre nuestro, acrecienta en nosotros el sentimiento de hijos tuyos, nuestro amor y nuestra confianza en Ti, para que seamos en todo momento y circunstancia signos vivos de tu presencia en medio de la humanidad. Por Jesucristo.

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