jueves, 10 de marzo de 2011

Salmo: 30 - Deuteronomio 11,18.26-28.32 - Romanos 3,21-25a.28 - Mateo 7,21-2 (05/03/11)

1-Llegada de los celebrantes
Al culto de la comunidad que busca el rostro de Dios, Padre de misericordia, y que al encontrar su mirada compasiva, lo pueda alabar con conciencia y emoción sincera.
En esta jornada nos proponemos exaltar la palabra profética que nos ha sido revelada por Jesucristo, porque es una roca inamovible capaz de asegurarle a la humanidad que confíe en ella, la plenitud de vida en el marco de la justicia, que es el lugar de la paz.
No hay nada más valioso para las personas que habitamos este planeta que encontrar la Palabra iluminadora del sendero de la dicha, anhelada por todos y todas, tenerla por lo tanto es una bendición insuperable, porque de ella depende la felicidad de la existencia.
Tenemos pues razones profundas para nuestra adoración y alabanza a Dios que nos ha dado la Palabra Roca en Jesús, hagámoslo con gozo.

-Canto de llegada-

-Oración de llegada-
Padre de bondad, gracias una vez más por habernos dado a tu hijo Jesús, de quien estamos orgullosos por ser uno de los nuestros, hombre cabal, en el que te has dignado darte a conocer y revelarte a la humanidad.
Por él hemos conocido, aunque después lo hayamos olvidado,
que no eres Dios que te guste morar en grandes templos y catedrales, sino que quieres ser venerado en espíritu y en verdad
y prefieres la oración íntima y personal al culto más solemne.
Sabemos por Jesús, porque fue siempre fiel reflejo de tu pensamiento, que no te agradan quienes se muestran ansiosos por los primeros puestos y, envolviéndose en ropajes lujosos, buscan las reverencias de los demás.
Sabemos por Jesús, que aprecias no a quien sólo da lo que le sobra,
sino a quien es capaz de compartir generosamente su vida y sus bienes.
Sabemos que Jesús nos dio ejemplo continuo de perfecta solidaridad,
que culminó con su entrega aceptando una durísima muerte en cruz.

Esta parte del Salmo 30 es una oración del militante que decide seguir el proyecto de justicia del Señor y en ella expresa su necesidad de no ser defraudado.
Hoy tenemos la oportunidad de renovar este Salmo adentrándonos en su contenido y haciéndolo nuestro.
Esta oración es sólo para los que van a correr el riesgo de vivir de acuerdo a los valores del reinado de Dios.


Salmo: 30
A ti, Señor, me entrego; / no quede yo nunca defraudado; / tú, que eres justo, ponme a salvo, / inclina tu oído hacia mí; / ven aprisa a librarme.
Sé la roca de mi refugio, / un baluarte donde me salve, / tú que eres mi roca y mi baluarte; / por tu nombre dirígeme y guíame.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, / sálvame por tu misericordia. / Sed fuertes y valientes de corazón, / los que esperáis en el Señor.

-Cantos alusivos-

2- Entrada de la Biblia

 ¡Aleluya!

Deuteronomio 11,18.26-28.32
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Meteos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente. Mirad: Hoy os pongo delante bendición y maldición; la bendición, si escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habíais conocido. Pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy."

Romanos 3,21-25a.28
Hermanos: Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.

Mateo 7,21-2 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados."
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."

Reflexión pastoral
A lo largo de todo el Sermón de la montaña, Jesús contrasta al Reino de Dios (proyecto político profético basado en la tradición yavista)  como marcadamente lejano del modelo culto-céntrico de los “doctores de la ley”, tanto fariseos como saduceos, dominadores del Templo. Es como si quisiera plantear, en los potenciales militantes, el carácter revolucionario de su propuesta, evitando así la tentación de sólo ser reformista. Y el final de su alocución no puede ser mejor para mostrar las diferencias entre modelos.
Las fórmulas religiosas como las expresiones: “Señor, Señor” y “en tu nombre”, usadas como ejemplos en esta metáfora, eran propias de la autoridad sacerdotal de aquella época y que le daban a la casta el poder condenatorio de los impuros. Esta misma característica tiene la enseñanza jesuánica que se desprende de la parábola del fariseo y el pecador, que suben a orar al templo. En este relato el único que creía, por su posición, tener autoridad para expresar “Señor, Señor” era el fariseo y lo hacía público para marcar las diferencia profundas que tenía con el “desautorizado” pecador, que murmulla con la “cabeza en el suelo” por si es escuchado. Tanto en el Sermón del monte como en la parábola, Jesús declara completamente inválidas, ante Dios, las fórmulas utilizadas por el poder para manifestar su superioridad.
Ahora bien, en el modelo que el profeta-maestro preconiza, la llave para ser un militante de la causa profética auténtica y por ende un “bienaventurado” ante Dios, es la disposición a construir OTRO MUNDO POSIBLE, y este sobre la roca de la JUSTICIA RESTAURATIVA, totalmente revolucionaria del modelo sacerdotal de justicia retributiva.
Tenemos aquí pues un nuevo llamado a una vida comprometida no con la religión, sino que desde la religión, cualquiera sea ella, con la justicia restaurativa para la paz.
El tema no es de que manera nombrar a Dios (una discusión interminable y sin sentido, según Jesús) sino si nuestras prácticas de construcción de una sociedad planetaria (tarea insoslayable del seguidor de Cristo) están basadas en los DDHH tan claramente expresados a lo largo del texto bíblico.
Esta es una buena ocasión para que las comunidades reflexionen en la misión encomendada por Jesús en su Sermón de la montaña, si quizás el reinado de Dios y su justicia está lejos porque estamos en cuestiones doctrinales, formales e institucionales que ocupan toda la agenda eclesial, en desmedro de la revolución pacífica, que significa instaurar un modelo de justicia globalizada que permita a todos los seres humanos considerarse hermanos/as, y alcanzar la ansiada paz con el Creador, y el cosmos, independientemente de la religión que se profese.
El diálogo interreligioso e intercultural de corazón abierto para construir Otro mundo Posible ha comenzado, ¡Ojalá, todos se sumen a el!

3-Oración ecuménica..
- Por todos los hombres y mujeres que invocan a Dios bajo alguno de sus nombres, en cualquiera de las religiones, para que se esfuercen ante todo por realizar lo que intuimos que es la voluntad de Dios para la Humanidad... roguemos al Señor...
- Por todos los que tienen la vocación de animar la vida de las comunidades en cada una de las religiones, para que promuevan una fe religiosa que siempre integre la observancia y la promoción de la justicia...
- Para que la Iglesia sea un modelo de comunidad, en la que reine la fraternidad, la participación, la comunión... más que el poder, la jerarquización, la exclusión, los privilegios, la falta de participación y de democracia...
- Por nuestras comunidades cristianas: para que cada una de ellas sea un ejemplo de fe comprometida con la construcción de un mundo nuevo...
- Por esta comunidad nuestra, para que reviva su vida comunitaria con el compromiso por la defensa y la promoción de la Vida...

Oh Dios, Padre-Madre del género humano, que habitas e inhabitas el interior de esta materia espiritual el Universo. Ayúdanos a captar tu inefable mensaje de convergencia universal en el amor, de armonización solidaria en la

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