lunes, 26 de septiembre de 2011

Mateo 21, 28-32 (25/09/11)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
- «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al prime-ro y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy,Señor." Pero no fue. -¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?-
Contestaron: «El primero. » Jesús les dijo: -«Les aseguro que los publicanos y las prostitutas les llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoles el camino de la justicia, y no le creyeron; en cambio, los publicanos y prosti-tutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, ustedes no recapacita-ron ni le creyeron.»

Reflexión pastoral
Es evidente en este texto la acción profética de Jesús frente al sistema
corrupto (En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo)y dominante de su tiempo. Hemos dicho en otras oportunidades que en el Antigüo Testamento toda acción profética estaba destinada a combatir la corrupción en la que caen los sistemas cuando no responden a una visión restaurativa de la justicia, y ver a Jesús en este rol nos está señalando por un lado que estas polémicas con los tres estamentos más significativos de Israel (los puros, los sagrados, los sabios), marcan la ruptura final, insistiendo en la absoluta superioridad de Jesús. (En este mismo contexto se enmarcaría el episodio de la mujer adúltera de Juan 8). Esta ruptura culmina en la asombrosa invectiva de Jesús, (Mt. 23) la condena más dura y "despiadada", tanto que nos cuesta imaginarla en labios de Jesús.
Por otro lado dota una perspectiva para la Iglesia en el mundo que es necesario cumplir hoy, con convicción de que es, aún a riesgo de ser considerados subversivos, voluntad divina la confrontación con los poderes corrompidos.
La mención que Jesús hace de Juan el bautista como ejemplo de profetismo también aporta un sentido a la Iglesia al decir que para cumplir esta misión con autoridad es necesaria una conducta previa que garantice la autenticidad de la acción, tal como ocurrió con Juan el bautista (Porque vino Juan a vosotros enseñándoles el camino de la justicia, y no le creyeron), y es en esto que quiero reflexionar, acerca de la necesidad que tiene la religión de constituirse en referente de justicia restaurativa no por su discurso sino por sus prácticas.
Visto así, la religión institucionalizada llamada a proclamar que la paz es  alcanzable en el mundo sólo con la práctica de una verdadera fraternidad universal, debe vivir al interior de sí misma el profetismo que erradica toda hipocresía y corrupción. Para esto contamos con todos aquellos profetas ancestrales que los libros sagrados actualizan hoy, que bueno sería su re-lectura dentro de la instituciones religiosas con ánimo de servir a Dios.
En el caso de los cristianos tenemos en Jesús el paradigma para reformular la Iglesia como autoridad profética para el ahora del mundo tan necesitado de una voz creíble, ¡escuchémoslo!, ¡imitémoslo!. En este sentido debemos abrir nuestras cabezas, como Nicodemo, para poder escuchar la contracultura del Reino y animarnos a vivir en ella como signo profético al mundo que “Otro tal es posible”.
El diálogo ecuménico e interreligioso transformador y productivo, en materia de justicia, según el Cielo, es un desafío insoslayable que debemos afrontar de manera urgente, si es que la religión quiere pararse en nombre de Dios y marcar conciencia mundial de pecado y conversión como pasos a la verdadera paz.
Este es en definitiva el propósito del profetismo para “adentro” y “afuera”, que todos los poderes (políticos, económicos, religiosos, culturales) entiendan que una sociedad de clases y con ello la valoración distintivas de personas, por cualquier razón, es esencialmente corrupta del plan creacional al hacer que unas personas “valgan” más que otras.
En definitiva  como dice el Evangelio, Dios interviene en la historia para restaurar lo que se ha corrompido y traerlo de nuevo para sí purificado, abramos el corazón y democraticemos la religión, la política, la cultura y la
economía. Esto es hacer la voluntad del Padre. 

3-Oración ecuménica.
- Por la Iglesia, para que sea maestra de actitudes abiertas y comprensivas y se comprometa seriamente por hacer un mundo mejor. Oremos.
- Por todos los gobernantes, para que busquen decidida y solidariamente el respeto de los derechos humanos y favorezcan la solidaridad entre los pueblos. Oremos.
- Por todos los pueblos del mundo, para que encuentren el camino del entendimiento desde la justicia social y la solidaridad fraterna. Oremos.
- Por los pobres, los oprimidos y los marginados, para que nuestra solidaridad con sus problemas les haga recuperar la esperanza. Oremos.
- Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por las personas a las que queremos y las que nos quieren, por cuantos se han encomendado a nuestras oraciones. Oremos.
- Por nuestra comunidad, para que sea consecuente con el “sí” que hemos dado a Jesús y su Evangelio, y no se quede sólo en buenas palabras. Oremos.
Oh Dios que en todas las grandes religiones nos muestras la necesidad de coherencia entre la palabra y la acción; danos el coraje necesario para que purifiquemos nuestro corazón y fortalezcamos nuestra voluntad, de manera que entre uno y otra haya en nuestras vidas una total afinidad, tal como nosotros lo experimentamos en Jesús, nuestro hermano mayor, que vive y ama contigo por los siglos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario