lunes, 26 de septiembre de 2011

Mateo 20, 1-16 (17/09/11)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido."
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
"¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Vayan también vosotros a mi viña."
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
"Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros."
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
"Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno."
Él replicó a uno de ellos:
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Reflexión pastoral
La justicia restaurativa del Reino de los cielos es otra vez tema de Mateo en este texto, y por lo tanto nuestra tarea reflexiva le da a este asunto la pre-eminencia que sugiere el evangelista.
Como el domingo pasado con el “perdonar 70 veces 7”, hoy el Evangelio propone una contracultura muy difícil de digerir y practicar en un medio donde la generosidad, gratuidad e igualdad son anti-valores del sistema de libre mercado que nos domina.
Por esto para quienes creemos en el Evangelio como desafío de prácticas para realizar otro mundo posible, encontrarnos en un medio tan difícil es un bajón, porque nos parece inalcanzable la verdadera paz que tan ansiosamen-te deseamos todos aquellos que seguimos a Jesús histórico.
Aún así, me parece que el tiempo de profunda crisis que vive el omnipotente sistema capitalista con sus valores incuestionables, de exigir competir descarnadamente por un plato de comida, un puesto de trabajo, por la salud o por cualquier necesidad básica a satisfacer, como si esto fuese completamente natural, amerita no perder la esperanza, porque aunque sea por descarte, un nuevo tiempo con otro sistema más humano se está haciendo, cada vez más, la imperiosa alternativa de sostenibilidad del planeta, y por supuesto de los humanos en él. Es así entonces que lejos de bajonearnos, nos alegramos por poder compartir este Evangelio con quienes buscamos salida (no escape), o bien una nueva cultura para este mundo verdaderamente “en llamas” (en esto coincido con Leonardo Boff), que sí o sí debe decidirse por honrar la vida y los DDHH, dejando atrás toda legalidad injusta basada en el afán de lucro, y generadora de extrema violencia.
Pensar otro mundo desde el Evangelio parece a muchos creyentes una excentricidad, porque han sido concientizados en que la iglesia está para otras cosas, y con esto también tenemos que luchar, en el caso del cristianis-mo, aquellas comunidades que pensamos que la misión de la iglesia es inte-gral en tanto que anunciar el Reino de Dios y su justicia aquí y ahora, es aportar la mirada socio-política de un modelo en el que la justicia es una herramienta de restauración de un clima social ameno, solidario, igualitario y familiar, donde es absolutamente natural que los que hoy son marginados y condenados a la miseria más cruel, dejan de serlo no por imperio de la ley, sino por una sociedad compasiva que sorprende por su generosa gratuidad cuando así se hace necesario para contribuir a la paz.
Desde este lugar interpretamos en nuestra comunidad el evangelio de hoy, al que proponemos como abierta crítica a todo sistema que concibe a la “ley de la selva” como normal, y el “2+2=4” como inapelable y aplicable sin culpas a las relaciones humanas; pero que también es propositivo al animar la utopía de aquello que los pueblos originarios llamaban y llaman Sumak Kausay (Bien Vivir), o el pueblo hebreo Tierra prometida, o Jesús Reinado de Dios, que son conceptos que sintetizan la espiritualidad humana conciente y trascendente, para hacer de la vida en común una experiencia propia de criaturas co-creadoras con el sello y la imagen de Dios.
Sí, animar la utopía de “Otro mundo posible” fue, es y será la gran pasión de Jesús de Nazareth de la que sus seguidores nos debiéramos hacer cargo, como la iglesia primitiva ayer, hoy, confiando plenamente en su presencia mística acompañando cada uno de nuestros actos que afirmen y anuncien la proximidad del tiempo nuevo que significará la conversión humana, que desde una justicia punitiva descarnada, ahora va hacia la justicia restaurativa que rescata como valor sagrado la igualdad en la diversidad entre los seres humanos, que nunca más para poder comer, tener trabajo, acceder a la salud o satisfacer cualquier necesidad real, tengamos que esgrimir algún título que nos otorgue dignidad, como si ser humanos no fuese suficiente para ello.
Ojalá que al terminar de leer el Evangelio de hoy y al decir del mismo “es Palabra de Dios” nos estremezcamos como nunca antes al pensar en  tantos y tantas que siguen esperando  otra justicia. Que como Iglesia de Jesús en el mundo, definitivamente hagamos la opción contracultural imprescindible, primer paso en la realización del Reino entre nosotros.     

3-Oración ecuménica.
-  Por la Iglesia, para que trabaje siempre con toda su ilusión, con alegría y con todas sus fuerzas en la viña del Señor. Roguemos al Señor.
- Por los que nos proclamamos cristianos, para que tengamos presente que lo que nos debe caracterizar es el llegar a superar incluso la justicia, con el amor. Roguemos...
- Por todas las personas, para que el amor abra los corazones de los que viven ciegos por el egoísmo. Roguemos…
- Por los que sufren a causa de la constante violación de los derechos humanos, para que sean respetados, recuperen su dignidad y sus vidas se vean llenas de justicia y de amor. Roguemos…
- Por todos nosotros, para que manifestemos el misterio del amor de Dios en nuestro amor al prójimo. Roguemos...
Dios, Padre nuestro, Madre nuestra, que has puesto la plenitud de la Ley en el Amor a Ti y al prójimo; concédenos conocer, amar y cumplir tu voluntad para que tu Reino esté cada día más presente y palpable en medio de nuestro mundo. Por Jesucristo.

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