domingo, 18 de diciembre de 2011

Marcos 1, 1-8 (03/12/11)

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos."»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: –«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
 
Reflexión pastoral
En el Adviento  la consigna fundamental para la Iglesia es “Preparar el camino del Señor”, frase famosa de Juan el bautista que registran los Evangelios y que hoy es nuevamente activada por la liturgia, a fin que las comunidades de fe reflexionen en ella desde el contexto en el que existen.
En este sentido nos paramos desde nuestra práctica de diálogo interreligioso e intercultural, que hemos adoptado por la fuerza del Espíritu, creyendo que el mismo es un espacio de análisis imprescindible para descubrir la manera de acertar en construir el camino para el advenimiento de “cielos y tierra nuevos”, que pareciera por las Escrituras que esperan el momento de que los humanos lo tengamos listo  para llegar hasta nosotros.
En el diálogo intercultural está surgiendo con fuerza una concepción, que en nuestro
idioma se denomina EL BUEN VIVIR, que en oposición al vivir mejor occidental, al siempre vivir mejor de la lógica neoliberal, el buen vivir propone un modelo de vida mucho más justo para todos. Para que unos pocos vivan mejor, que es lo que sucede ahora en el Primer Mundo, para asegurar esas desmedidas demandas de consumo y despilfarro, tiene que existir un Tercer Mundo que provea de materias primas y mano de obra baratas. Muchos, en definitiva, tienen que “vivir mal” para que unos pocos “vivan bien”.
El buen vivir es, en cambio, muchísimo más equitativo. En vez de propugnar el crecimiento contínuo busca lograr un sistema que esté en equilibrio. En lugar de atenerse casi exclusivamente en datos referentes al Producto Interior Bruto u otros indicadores económicos, el buen vivir se guía por conseguir y asegurar los mínimos indispensables, lo suficiente, para que la población pueda llevar una vida simple y modesta, pero digna y feliz.
Ya Juan el bautista con su manera de vivir nos entusiasma en esta mirada que transformada en práctica, se constituye en forma de preparación de el TIEMPO NUEVO presidido por el Señor de la historia. Por lo tanto los cristianos descubrimos que la vida comunitaria de los primeros discípulos basada en la frugalidad, que es en el contexto de algunos sistemas de creencias, una filosofía en la cual no se confía o se es muy escéptico sobre el conocimiento "experto" de mercados comerciales y culturas corporativas, buscando conocer lo mejor para el interés económico, material y espiritual del individuo, es inspiradora para nosotros hoy.
Muchas comunidades espirituales animadas por aquella iglesia del primer siglo, siguen considerando la frugalidad como una virtud o disciplina espiritual imprescindible para el adviento. La Sociedad Religiosa de los Amigos (Cuáqueros) y los puritanos, son buen ejemplo de ello. La filosofía básica detrás de esta idea es que la población debería ahorrar recursos para compartirlos en iniciativas de amor-ágape, poniéndolos a disposición de aquellos quienes más lo necesitan.
Existen también quienes consideran la frugalidad una virtud en tanto que el ser humano pertenece a la naturaleza. A través de la frugalidad, los humanos pueden utilizar sus habilidades ancestrales de conseguir poco y necesitar poco y encontrar las soluciones en la naturaleza.
La espiritualidad del Bien vivir es un desafío para la cultura occidental, que percibe en este tipo de práctica una involución de la civilización hacia el pasado, al que considera superado por la ciencia, que ha definido el sentido de la vida humana como el crecimiento económico ilimitado del cual el consumo cuasi patológico es su fundamento.
Como Juan el bautista amaba el desierto ( la sencillez) porque le permitió SER PERSONA y luego verdadero profeta para ayudar a los demás a descubrir el camino de lo humano, así también la Iglesia en tanto comunidad humana espiritual, para ser
militante del Reino de Dios y su justicia, reconocida y con autoridad, deberá dar las señales de frugalidad propias de las “personas-imago Dei”,  como el citado Juan, del cual Jesús mismo dijo: “No hay como él, nacido de mujer”.
 
3-Oración Ecuménica
 Por el Pueblo de Dios, para que dé testimonio ante todos de la esperanza que lo alienta. Roguemos al Señor.
- Por la sociedad de hoy, para que recupere la esperanza, el sentido profundo del vivir, más allá del consumismo individualista y el hedonismo de la vida. Roguemos...
- Por todos los que nos proclamamos discípulos de Jesús, para que nos comprometamos en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Roguemos...
- Por todos los que han perdido la esperanza, para que recuperen el ánimo y la ilusión. Roguemos...
- Por todos nosotros, para que la Palabra de Dios nos transforme y nos anime a luchar por la justicia y la igualdad entre las personas. Roguemos...
- Por todos los cristianos, para que seamos conscientes de que la «preparación de los caminos del Señor» no es sólo cuestión personal o privada, sino comunitaria y social. Roguemos...
Oh Dios que nos has puesto en este mundo sin darnos todas las respuestas a los interrogantes que de él nos brotan sobre él mismo y sobre el sentido de nuestra propia existencia; te expresamos nuestro deseo de encarnarnos en él, de buscarte sumergidos en él, siendo conscientes de las responsabilidades divinas que contienen para nosotros cada uno de los «afanes mundanos» que nos has encomendado. Tú que vives y haces vivir, desde siempre y para siempre. Amén.
Oh Dios que has hecho de la esperanza una estructura indispensable de la existencia humana. Caldea nuestro ánimo y acaricia nuestro corazón, para que nunca se apague en nuestra vida el aliento vivo de la esperanza, y para que nuestra sociedad cansada y deprimida vuelva a encontrar los imprescindibles motivos para vivir y para esperar. Tú que eres garantía de toda esperanza, desde siempre y para siempre. Amén.
Dios, Padre nuestro, te pedimos nos ayudes a comprender que la mejor manera de disponernos a celebrar el Nacimiento de tu Hijo es preparar y allanar los caminos que pueden hacer llegar a nuestra Sociedad la Justicia y la Paz que Él anunció. Por Jesucristo.

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