lunes, 7 de noviembre de 2011

Mateo 22, 1-14 (10/10/11)

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en  parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparo en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

Reflexión pastoral
Un banquete no significa mucho para el que puede satisfacer su hambre todos los días; pero para los que acostumbran a pasar hambre diariamente, puede ser una ocasión única para quitar las penas. En concreto, el banquete de boda era y es la única ocasión que tenía y tiene el pueblo sencillo de celebrar una fiesta y olvidarse de la dura realidad de una vida cuyo primer objetivo era la subsistencia.
Como en la parábola del padre y el pródigo, en esta otra Jesús manifiesta que el amor de Dios se expresa mediante la celebración festiva, banquete mediante, en donde el Creador concreta su gran sueño: todas sus criaturas en pie de igualdad gozan la paz de familia realizada. Saber esto es tener la brújula del Padre y conocer a ciencia cierta que cosa es “la voluntad de Dios agradable y perfecta”, y también es quedarse sin más preguntas ac erca del prpósito divino y también es “no quedar otra” que lanzarse con un plan, primero local y luego extendido al mundo, que haga realidad el sueño divino.
Me parece muy importante que la religión en general y la iglesia de Jesús en particular, encuentre el rol de “criado” que le asigna Jesús en esta parábola para que arme su agenda en base a ello y sepa como comportarse fielmente contra "viento y marea", que en definitiva es el sentido último de lo religioso.
Veamos las frases parabólicas en donde los “criados” aparecen como sujetos: “Mandó criados para que avisaran a los invitados a las bodas”. Los criados aquí son “mandatarios” o mediadores imprescindibles con una consigna clara e inconfundible: “Hay una fiesta a la que nadie debe faltar”. Pienso entonces en aquellos “criados” buscando modos de distraer la atención de poderosos dirigentes (los que se pueden dar el lujo de un banquete particular sin que nadie los invite) de cualquier actividad hacia esta invitación, y también procurando traducir la importancia del evento como superior a los intereses personales de los invitados, y veo a estos enviados “trabajar” el mensaje de manera ecuménica con el fin de ser creíbles y confiables, despojados de vanagloria y prejuicios pero cargados de los sueños del “rey” que los manda, movilizados por la utopía de Otro mundo posible.
Otra frase de la parábola expresa: “Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos” que habla de una dura realidad: la oligarquía no sólo es  refractaria a cualquier interés social sino que mata por acción u omisión todo aquello que intente modificar el status quo. En este sentido es más que claro lo ocurrido con los “criados” M. L. King, Mauricio López, Angelelli, Mugica, Romero, las monjas francesas, los curas palotinos y tantos otros que fueron fieles al mandato de ser militantes de “una fiesta para Dios con todos sentados a la mesa de la abundancia”; y que también está ocurriendo hoy en el mundo con la “invitación” que hacemos los “indignados” en el mundo entero, a que la vida sea una fiesta fraternal y abundante para todos y todas, tal como quiere el “rey”, y  no de despilfarro irresponsable de unos pocos como quieren los creen en el salvaje (el fuerte domina al débil) sistema capitalista y su injusta legalidad.
La última referencia a los criados de la parábola dice: . “Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales”, con esto la religión vocera del Creador es encomendada a despertar la conciencia del oprimido para que ocupe el lugar asignado por el “rey”, o por el Padre en el caso de la parábola del “pródigo”, y que otros textos “sagrados” de diferentes tradiciones religiosas también anuncian como palabra de Dios y por lo tanto inalienables por nada ni por nadie, ya que nada ni nadie es autoridad mayor que quién confiere esta invitación a ocupar una silla en la construcción de un mundo justo sin opresores.
Con esta reflexión los “criados del rey” hoy debemos poner las “barbas en remojo” acerca de nuestra agenda, no vaya a ser que nos estemos constituyendo en “criados” de un sistema divinizado por las fuerzas contrarias al Reino de Dios y su justicia que lo único que quiere para el oprimido son las migajas de su propia fiesta. La foto de los balcones de Wall Street, llenos de poderosos financieros tomando champagne frente a los indignados, que desde abajo gritan sus derechos a la fiesta de una vida plena para todos, es más que significativa de la realidad actual que Dios nos manda a cambiar. De nosotros depende que papel jugamos en estas instancias. 

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