martes, 12 de abril de 2011

Juan 9,1-41 (01/04/11)

Para cristianos en capacidad de vislumbrar que Otro mundo es posible. Que jesús unte con el barro de la tierra nuestros ojos.
Manolo


En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo."
Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado." Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo." Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo."
[Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" Él contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver." Le preguntaron: "¿Dónde está él?" Contestó: "No sé."]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado." Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta."
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse." Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador." Contestó él: "Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo." Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene." Replicó él: "Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder."]
Le replicaron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él.
[Jesús añadió: "Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos." Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: "¿También nosotros estamos ciegos?" Jesús les contestó: "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste."]

Reflexión pastoral

Lejos de alentar una práctica eclesial mágica, este texto juanino es un relato para mostrar la autoridad profética de Jesús, catalogado por el evangelista en el principio de su documento como el “Verbo era Dios que habitó entre nosotros”, frente a las autoridades del Templo perimidas e inoperantes en la solidaridad con los menoscabados, como el ciego de la historia.
Visto este acontecimiento desde el interés de Juan, no caben dudas acerca de cuál es la misión de la Iglesia seguidora de Jesús en la historia pos-pas cual, que los oprimidos recuperen la vista para discutir el poder de los opresores.
La presentación de Juan que hoy nos ocupa en esta cuaresma, es un llamado de atención a la Iglesia en misión que no debemos desaprovechar para recuperar autoridad moral(como la iglesia primitiva), en medio del descreimiento generalizado (cuando no creencia en contra) acerca del propósito liberador de la comunidad de fe en Jesús histórico.
Es por esto que no debemos ahorrar tiempo en esta reflexión, si la misma desnuda las miserias que acarreamos desde que nuestra lectura del Evangelio ha sido sólo sacramental, y no vivificante del discipulado radical de Cristo.
Este aprovechamiento del tiempo cuaresmal colectivo, no sólo individual, traerá a nuestras conciencias la necesidad de cambios profundos en el ser Iglesia al servicio del Reino de Dios y su justicia, que redundarán directamente en las cegueras del mundo, trayendo una nueva mirada más humana, como sellada con la imagen y semejanza de Dios creador.
Salir de la ceguera es el deseo de Dios expresado en Jesús por Juan en su evangelio, razón por la cual, seguir en la ceguera es un acto de soberbia insultante que creo no deberíamos desconocer, a riesgo de pertenecer al grupo de lo calificados por Jesús como pseudos-videntes.  
Con esta consigna, las comunidades cristianas integradas en la Iglesia del Cristo de Dios, construyen (o deben) una agenda destinada a generar el mismo debate, que por indicación de Jesús, propició el ciego sanado.
Lo original del relato es que la clase dirigente (Moisés-Aarón) de los hebreos (o israelitas) luego judíos, otrora gentuza insignificante, cuando tuvieron conciencia de su dignidad le discutieron el poder al faraón del Egipto imperial hasta ganar su liberación, ahora son parte de las estructuras del poder concesionado por los romanos y lejanísimos a las miserias del pueblo oprimido.
Con este antecedente, hoy una cuaresma eclesial es un verdadero desafío ya que nos puede poner, fruto de una lectura histórico-crítica del Evangelio, en vez del camino de la liberación (del ver) como agentes funcionales al poder opresor, con una agenda del “status quo” inservible para el marco local y mundial de opresión, injusticia y desigualdad.
¿Como se verifica una Iglesia del “status quo”?
Cuando decimos fuera del contexto jesuánico aquello de: “siempre habrá pobres”, estamos justificando la marginalidad como efecto indeseado del sistema sacralizado de libre mercado, y frente a esto a los “ciegos” (los excluidos) se los provee de bastón para desenvolverse en la oscuridad, pero nunca de ideas (nueva visión) revolucionarias como las del Reino de Dios, nuestra agenda es neutra y por lo tanto, al decir del Apocalipsis, “vomitiba” al gusto del Señor.
Cuando tomamos los valores occidentales, por ejemplo de propiedad privada, justicia retributiva, sociedad de clases, y solidaridad opcional como íconos sagrados y los difundimos como cristianos, nos inscribimos al servicio de un modelo individualista totalmente ajeno al proyecto de Jesús que nos coloca en la perspectiva divina de verdaderos desconocidos, que Jesús marcó a sus discípulos preguntándoles: “¿ y ustedes de quienes son?”.
En la Cuaresma la Iglesia lee el evangelio, ¡ojalá! nuestros ojos sean abiertos al plan de Dios encarnado en Jesús, y seamos a la vez como él apertura de nuevas visiones en el mundo que nos lleven a la justicia y paz verdaderas.

1 comentario:

  1. Felicitaciones hermano por esta reflexion profunda con matices de la situacion social latina. Es una relectura rspetuosa y responsable, profética con fuerza para irradical los males que envenenan al pueblo. Que sigas con este valentia sin miedo de las criticas. Gracias.

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